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De Que Se Trata La Fiesta Del Pentecostes?

De Que Se Trata La Fiesta Del Pentecostes
Pentecostés | EWTN En la fiesta de Pentecostés, los cristianos conmemoran la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, reunidos alrededor de la Madre del Señor (Hechos capítulo 2). La fiesta se celebra el 50 y último día de la temporada de Pascua.

  • En 2023, Pentecostés cae el 28 de mayo.
  • ¿Cuál es la historia de Pentecostés? Los 11 apóstoles restantes regresaron a Jerusalén después de la Ascensión de Jesús al Cielo.
  • Hechos 1:14 dice: “Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la madre de Jesús, y sus hermanos”.

Durante este tiempo, los Apóstoles eligieron un reemplazo para Judas Iscariote. Echaron suertes entre dos hombres, y la suerte cayó sobre Matías. Después de nueve días de oración, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos. Oyeron un sonido como un “viento poderoso”, y “lenguas como de fuego” descansaban sobre sus cabezas.

  • Al salir, Pedro se dirigió a la multitud que se había reunido.
  • Aunque unas semanas antes había negado a Cristo tres veces, Pedro proclamó valientemente el Evangelio.
  • Ese día, tres mil personas creyeron en Cristo y fueron recibidas en Su Iglesia.
  • ¿Cuál es el significado de Pentecostés en las Escrituras? San Lucas describe la escena del descenso del Espíritu Santo como “el día en que llegó Pentecostés” (Hechos 2: 1).

Este quincuagésimo día (pentekoste) era para Israel una fiesta de la cosecha de primavera que terminaba los días de celebración después de la Pascua. También fue una celebración de la entrega de la Ley en el monte Sinaí. Para el cristiano, sigue siendo el “quincuagésimo día”, pero después de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, y la celebración del Don del Espíritu Santo.

El Catecismo de la Iglesia Católica (párrafos 731-732) dice: En el día de Pentecostés, cuando las siete semanas de Pascua habían llegado a su fin, la Pascua de Cristo se cumple en el derramamiento del Espíritu Santo, manifestado, dado y comunicado como una persona divina: de su plenitud, Cristo, el Señor, derrama el Espíritu en abundancia.

Ese día, la Santísima Trinidad se revela completamente. Desde ese día, el Reino anunciado por Cristo está abierto a los que creen en él: en la humildad de la carne y en la fe, ya comparten la comunión de la Santísima Trinidad, “El Espíritu del Señor dentro de ti es tan abrumador que debería ser lo más importante y visible en toda tu vida”.

  1. Madre Angélica ¿Por qué Pentecostés es importante para los cristianos de hoy? En Juan 14:26, Jesús dijo: ” l Consejero, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he dicho”.
  2. Por lo tanto, Pentecostés no es solo un evento histórico.

Como cumplimiento de la promesa de Jesús, sigue dando frutos en la Iglesia de hoy, especialmente en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. ¿Quién celebra Pentecostés? Tanto judíos como cristianos celebran esta fiesta – para los judíos es la culminación del Paso de la esclavitud a la libertad en la entrega de la Ley Divina; para los cristianos, el cumplimiento de la Pascua de Cristo del pecado y la muerte en la entrega del Espíritu Divino.

  • Sin embargo, estas fiestas ocurren en diferentes momentos, ya que la Pascua Judía y la Pascua de los Cristianos solo coinciden ocasionalmente.
  • ¿Por qué se conoce a Pentecostés como el cumpleaños de la Iglesia? Cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, inmediatamente comenzaron a proclamar el Evangelio.

De hecho, ese día se bautizaron tres mil personas. Los discípulos, mediante el don del Espíritu Santo, estaban respondiendo al llamado de Jesús de “Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).

  1. El Espíritu Santo es vital en la misión y el testimonio de la Iglesia, por eso consideramos a Pentecostés como el nacimiento de la Iglesia.
  2. Cuán bueno es Dios al darme su Espíritu Santo para suplir lo que necesito para luchar por la santidad”.
  3. Madre Angélica ¿Por qué se llama Pentecostés? La fiesta se celebra el 50 y último día de la temporada de Pascua.

La palabra griega “pentekoste” significa “quincuagésimo”. ¿Por qué a veces se llama Pentecostés Domingo Blanco? Whitesunday, o Domingo Blanco, se refiere a las vestiduras blancas de los cristianos que fueron bautizados recientemente. Esto se usa particularmente en Inglaterra.

  1. ¿Cuál fue el origen de Pentecostés en el Antiguo Testamento? En el Antiguo Testamento, Pentecostés era una fiesta de la cosecha para la cosecha del grano.
  2. Esto se conoce como la Fiesta de las Semanas o la Fiesta de la Cosecha (Deuteronomio 16: 9-11).
  3. Entre los judíos modernos, se llama Shavu`ot,
  4. Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.” Hechos 1:8.

¿Quién es el Espíritu Santo? El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad. Dios el Padre es la Primera Persona y Dios el Hijo (Jesús) es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Según el Catecismo (párrafo 691): “Espíritu Santo” es el nombre propio de aquel a quien adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo.

  • La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el bautismo de sus nuevos hijos.
  • El término “Espíritu” traduce la palabra hebrea ruah, que, en su sentido principal, significa aliento, aire, viento.
  • Jesús, en efecto, utiliza la imagen sensorial del viento para sugerir a Nicodemo la novedad trascendente de aquel que es personalmente aliento de Dios, el Espíritu divino.

Por otro lado, “Espíritu” y “Santo” son atributos divinos comunes a las tres personas divinas. Al unir los dos términos, Escritura, liturgia y lenguaje teológico designan a la persona inexpresable del Espíritu Santo, sin ningún posible equívoco con otros usos de los términos “espíritu” y “santo”.

  1. Si me amas, guardarás mis mandamientos.
  2. Y rogaré al Padre, y él os dará otro Consejero, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni lo ve ni lo conoce; lo conoces, porque él habita contigo y estará en ti “.- Juan 14: 15-17 ¿Qué significa el Espíritu Santo para los cristianos? Romanos 5: 5 dice: “.

el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. ¿Qué les enseña el Espíritu Santo a los cristianos? El Catecismo dice: “El conocimiento de la fe sólo es posible en el Espíritu Santo: para estar en contacto con Cristo, primero debemos haber sido tocados por el Espíritu Santo.

  1. Viene a nuestro encuentro y enciende la fe en nosotros” (CIC, 683).
  2. Si la gente escuchara al Espíritu Santo, lo escucharían decir: ‘Dios te ama'” – Papa Francisco ¿Cuáles son los siete dones del Espíritu Santo? Los Siete Dones del Espíritu Santo son sabiduría, entendimiento, conocimiento, consejo, fortaleza, piedad y temor del Señor (cf.

Is.11: 2-4). ¿Cuáles son los frutos del Espíritu Santo? El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica dice: “Los frutos del Espíritu Santo son perfecciones plasmadas en nosotros como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: «caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad» (Ga 5, 22-23 ).” (Compendio, 390).

El Espíritu Santo, nos lleva a las alturas de Dios, para que ya podamos experimentar en esta tierra la semilla de la vida divina que existe dentro de nosotros”. – Papa Benedicto XVI ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en Pentecostés? Aunque el Espíritu Santo ha estado obrando desde el principio formando la creación (Génesis 1: 1), a través de la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia, Él forma una nueva creación en Cristo.

Como dice el Catecismo, “El Espíritu Santo, que Cristo la Cabeza derrama sobre sus miembros, edifica, anima y santifica la Iglesia,” (CCC 747) ¿Cuáles fueron las dos señales del Espíritu Santo en Pentecostés? Las dos señales eran el “sonido, del cielo como el de un viento impetuoso” (Hechos 2: 2) y “lenguas como de fuego” sobre las cabezas de los discípulos (Hechos 2: 3).

¿Que sucedió en la fiesta de Pentecostés?

¿Qué es el Pentecostés? El Pentecostés es una festividad de carácter religioso que se celebra cincuenta días después de la Pascua (con la Pascua finaliza la Semana Santa, días en los que se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús, el Viernes Santo y se celebra su resurrección y aparición ante sus discípulos el Domingo de Pascua).

  1. Con la Pascua inicia un periodo conocido como Tiempo Pascual, que dura cincuenta días (de ahí el nombre quincuagésimo), y que finaliza el Domingo de Pentecostés.
  2. Se celebra tanto en la religión judía como en la religión cristiana.
  3. Para la religión judía es muy importante porque recuerda el momento en que Dios entregó los Diez Mandamientos a Moisés.

En el año agrícola, Pentecostés era la segunda fiesta del calendario, la fiesta de la cosecha. Etimológicamente, la palabra proviene del latín Pentecostés, y esta, a su vez, del griego πεντηκοστή, (pentecosté), que significa ‘quincuagésimo’. El término, como tal, hace precisamente alusión a los cincuenta días que transcurren desde la Pascua hasta el Pentecostés.

Pentecostés con la iglesia: Los cristianos celebran en el Pentecostés la Venida del Espíritu Santo, que tuvo lugar, según la Biblia, el quincuagésimo (50 días después) de la Resurrección de Jesucristo. En una reunión junto con todos los apóstoles en Jerusalén, se relata el descenso del Espíritu santo.

Ese momento fue el que marcó el comienzo de la iglesia, la comunidad cristiana y la expansión de la fe de Cristo, por ello, la Iglesia dedica la semana del Pentecostés en honor al Espíritu Santo, pero también celebra la Consagración de la Iglesia. Este día es una gran celebración para los cristianos y para el comienzo de la iglesia.En esta imagen se puede ver perfectamente (aunque sea una representación) La celebración del Pentecostés en diversas culturas: En España no es fiesta nacional, pero existen varios lugares en los que se celebra de manera importante.

Almonte, Huelva, tiene lugar la celebración de la Virgen del Rocío miles de personas de España y Europa peregrinan hasta la aldea de El Rocío, a caballo o en coche para conmemorar el Lunes de Pentecostés, día en el que sacan a la virgen en procesión. En Atienza, en la provincia de Guadalajara, también tiene lugar una fiesta denominada La Caballada.

Esta fiesta ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, en la que los cofrades (miembros de una asociación de carácter religioso) montan a caballo, realizan carreras y sacan a la Virgen de la Estrella en procesión. Contador de visitas: 71.279

¿Qué dice la Biblia del día del Pentecostés?

1 Y cuando llegó el día de a Pentecostés, estaban todos juntos en un lugar; 2 y de repente, vino del cielo un estruendo como de un a viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentaron sobre cada uno de ellos.4 Y todos fueron llenos del a Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras b lenguas, según el c Espíritu les daba que hablasen.5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno los oía hablar en su propia a lengua,7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, los oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, y medos, y elamitas y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en las regiones de Libia que están cerca de Cirene, y visitantes romanos, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras a lenguas las maravillas de Dios.12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose los unos a los otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Pero otros, burlándose, decían: Están borrachos.14 Entonces Pedro, poniéndose de pie con los once, alzó la voz y les habló, diciendo: Varones judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.15 Porque estos no están borrachos, como vosotros suponéis, ya que es la hora tercera del día; 16 sino que esto es lo que fue dicho por el profeta a Joel : 17 Y acontecerá en los a postreros días, dice Dios, que derramaré de mi b Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.19 Y daré a prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; 20 el a sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el b día del Señor, grande y glorioso; 21 y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús de Nazaret, varón a aprobado por Dios entre vosotros con b maravillas, y prodigios y señales que c Dios hizo entre vosotros por medio de él, como también vosotros sabéis; 23 a este, entregado por el determinado consejo y a presciencia de Dios, prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, b crucificándole ; 24 a quien Dios a levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.25 Porque David dice de él: Veía al a Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido.26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua; y aun mi carne descansará en esperanza, 27 porque no dejarás mi alma a en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del a patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.30 Pero siendo profeta y sabiendo que con a juramento Dios le había jurado que del fruto de sus lomos, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.32 A este Jesús a resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos b testigos,33 Así que, a exaltado a la b diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.34 Porque a David no subió a los cielos, pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros a crucificasteis, Dios le ha hecho b Señor y Cristo.37 Entonces al oír esto, a se compungieron de b corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿ c qué haremos? 38 Y Pedro a les dijo: b Arrepentíos y c bautícese cada uno de vosotros en el d nombre de Jesucristo para e perdón de los pecados, y recibiréis el f don del g Espíritu Santo,39 Porque para vosotros es la a promesa, y para vuestros hijos y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.40 Y con otras muchas palabras testificaba y los exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.41 Así que, los que a recibieron su palabra fueron bautizados; y fueron añadidas a ellos aquel día como tres mil personas.42 Y a perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la b hermandad, y en el partimiento del c pan y en las oraciones.43 Y a toda persona le sobrevino a temor, y muchas maravillas y b señales eran hechas por los apóstoles.44 Y todos los que habían creído estaban juntos y tenían en a común todas las cosas; 45 y vendían sus posesiones y sus bienes, y lo repartían a todos, según la a necesidad de cada uno.46 Y perseveraban unánimes cada día en el templo y, partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón, 47 alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo.

¿Que prohibe la Iglesia Pentecostal?

Ramas del pentecostalismo – El pentecostalismo moderno está conformado por el pentecostalismo histórico, el pentecostalismo clásico, el pentecostalismo unicitario y el movimiento carismático o neopentecostalismo.

  • Pentecostalismo histórico, Empezó a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, principalmente en Estados Unidos, a partir de la agrupación de iglesias protestantes que fueron rechazadas por la importancia que le daban al supuesto don de lenguas, ​ A diferencia de algunos otros grupos pentecostales posteriores, los pentecostalistas históricos creen en la Santísima Trinidad,y desaprueban la homosexualidad y el divorcio, ​
  • Pentecostalismo clásico, Surgió el 1 de enero de 1901 en la ciudad estadounidense de Topeka, Kansas, ​ Sus doctrinas difieren dependiendo de sus organizaciones, pero como los pentecostales históricos, muchas de ellas creen en la doctrina de la Santísima Trinidad. Los pentecostales clásicos son más fundamentalistas, pues son dados al literalismo bíblico, y entre otras cosas, practican la abstinencia al alcohol, el tabaco y otras drogas, consideran que los creyentes tienen autoridad sobre aquello que consideran «demoníaco».
  • Pentecostalismo unicitario, Comenzó en 1913, en un campamento a partir del cual se empezó a cuestionar la doctrina de la Santísima Trinidad y se empezó a desarrollar la doctrina del unitarismo, A partir de aquí, un grupo de iglesias independientes comenzaron a practicar la nueva doctrina del bautismo en agua en el nombre de Jesús, ​. En 1916, crearon la Iglesia Pentecostal Unida, a la que seguirían más tarde numerosas otras nuevas organizaciones.desaprueban la homosexualidad y el divorcio,
  • Movimiento carismático o neopentecostalismo, Surgió en Estados Unidos a fines de los años 1950 a partir de los movimientos religiosos ya existentes, bajo el nombre de «neopentecostalismo». El nombre «movimiento carismático» lo comenzó a utilizar el ministro luterano Harald Bredesen en 1962. ​ Entre sus primeros promotores se encuentran David DuPlessis, ministro de las Asambleas de Dios hasta 1962, y el ministro episcopal Dennis Bennett, ​ Sus esfuerzos están dedicados más a la revitalización y renovación de su liturgia que a la evangelización y la obra misionera. Suelen ser criticados por los movimientos precedentes debido a sus nuevas doctrinas no amparadas en la Biblia, como lo es la búsqueda del dinero y éxito en los negocios, en la denominada teología de la prosperidad, ​ También han sido criticadas sus liturgias, más masivas, livianas y superficiales, similares a programas televisivos de farándula, ​ ​
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¿Que enseña la Iglesia Pentecostal?

Doctrina – Los adherentes a esta iglesia creen en la trinidad de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, así como en Jesucristo (a quien consideran hijo de Dios por obra del Espíritu Santo) como el único salvador de la humanidad. Sus creencias se basan en los textos de la Biblia, conformada por sesenta y seis libros canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento, desde el Génesis hasta el Apocalipsis,

¿Que se revela plenamente el día del Pentecostés?

Para el punto de vista judío de esta fiesta, véase Shavuot,

Pentecostés
Pentecostés, por El Greco,
Tipo festividad cristiana, feriado en Noruega, feriado en Suecia, tema bíblico, determinador para fecha de ocurrencia periódica, public holidays in Denmark y Fiestas de los Países Bajos
Celebrada por cristianismo
Fecha 50 días después de la Pascua, Su fecha es variable según el cómputus romano
Motivo Pentecostés
Exaudi Pentecostés lunes de Pentecostés y Domingo de Trinidad

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Pentecostés (del griego πεντηκοστή, pentēkostḗ, que significa ‘quincuagésimo’) es el término con el que se define la fiesta cristiana del quincuagésimo día del tiempo pascual, ​ Se trata de una festividad que pone término a ese tiempo litúrgico y que configura la culminación solemne de la misma Pascua, su colofón y su coronamiento.

  1. ​ ​ Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia,
  2. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo.
  3. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad,
  4. La liturgia incluye la secuencia medieval: Veni, Sancte Spiritus,

En las Iglesias ortodoxas existe además la celebración de las «Tres Divinas Personas» o de la Santísima Trinidad, Las Iglesias occidentales celebran para esta ocasión, desde el siglo XIV, su propia fiesta llamada « Trinitatis » —la fiesta de la Santísima Trinidad— una semana después de Pentecostés.

¿Qué se puede hacer para Pentecostés?

Nota del editor: Muchas de estas ideas han sido adaptadas de una historia de la Rev. MaryJane Pierce Norton, miembro del personal jubilado de la Junta General de Ministerios de Discipulado. Pentecostés, un día importante en la vida de la iglesia, puede ser una maravillosa oportunidad para el culto familiar, discusiones sobre la iglesia y el Espíritu Santo, y una celebración de nuestra fe. Celebrar Pentecostés en familia puede ser una experiencia maravillosa para adultos y niños. Foto cortesía de Comunicaciones Metodistas Unidas. En el Domingo de Pentecost és, recordamos el día en que los discípulos recibieron el Espíritu Santo de una forma extraordinaria.

Había viento recio y lenguas de fuego (vea Hechos 2:1-41 ). Con el don del Esp íritu, los discípulos pudieron compartirles a la gente de todo el mundo acerca de Jesús en formas que cada uno podía entender la Biblia informa que alrededor de 3.000 personas fueron ba utizados ese día, estableciendo la primera iglesia.

Celebrar de manera creativa el Pentecostés en casa puede ser contribuir de maravillosamente a su devocional familiar, al dar gracias a Dios por los dones del Espíritu Santo y por la Iglesia. Aquí hay algunas ideas para ayudarle a empezar. Vístase de rojo : El rojo es el color del Pentecostés, simbolizando la llegada del Espíritu Santo con lenguas de fuego.

¡Revisen sus armarios y encuentren ropa roja para ir a la iglesia el domingo de Pentecostés uniéndose a la celebración! Cuente la historia : Lean juntos la historia de Pentecostés en Hechos 2, Imagine la escena. Pregunte a cada miembro de la familia qué es lo que intentarán recordar de la historia. Actúe como Pedro : A Pedro le preocupaba que muchos malinterpreten la fe de los discípulos y el trabajo del Espíritu Santo.

Si tú fueras Pedro; ¿Qué querrías decir para ayudar a otros a entender lo que significa seguir a Jesús? Hornear juntos : Haz un pastel para celebrar el nacimiento de la iglesia. El glaseado rojo y las velas sirven como grandes recordatorios de que el Espíritu viene como llamas individuales y se posa sobre cada uno de los discípulos.

  • Disfruta del viento : Arma y vuela una cometa.
  • Sople burbujas y vea cómo el viento se las lleva.
  • Juegue con los rehiletes.
  • Hable de todo lo que hace el viento, aunque no lo pueda ver.
  • Los Globos : Use globos para celebrar.
  • Algunos globos se elevan, mientras que otros no.
  • La diferencia depende del aire en el interior.

El helio es invisible, pero podemos ver sus efectos en el globo. Aprenda sobre la historia de su iglesia : Hable con un miembro mayor de su iglesia o investigue la historia de su congregación. Pregunte a los miembros cómo era la iglesia cuando empezaron a asistir. Volar un papalote rojo puede ser una forma maravillosa de recordar los vientos de Pentecostés. Foto cortesía de Mike DuBose, Comunicaciones Metodistas Unidas, Oren juntos : La Rev. Mary-Jane Pierce Norton comparte la siguiente oración para que las familias la usen: Misericordioso dios.

  1. Recordamos de nuevo cuando los primeros creyentes en Jesús tuvieron el coraje de contarles a los demás sobre Jesús.
  2. Creemos que nos da ese mismo valor para compartir con otros sobre Jesús a través del poder del Espíritu Santo.
  3. Tú sabes, oh Dios, que a veces tenemos miedo y nos sentimos solos.
  4. Pero al igual que en aquel Pentecostés, nosotros también estamos rodeados por tu amor y tu presencia.

Ayúdanos a vivir de tal manera que los demás vean en nosotros un reflejo de tu amor. Ayúdanos a tener el coraje de contarles a los demás la diferencia que hace en nuestras vidas confiar en tu amor y cuidado. Ayúdanos a ver a aquellos que quieren estar en la hermandad de los cristianos.

Ayúdanos a dar testimonio de los demás para que crezcamos en la fe. A través del poder de tu Espíritu Santo y el testimonio de tu hijo, Jesús el Cristo, oramos hoy. Amén, Esta historia fue publicada por primera vez en UMC.org el 25 de mayo de 2017. *Joe Iovino trabaja para UMC.org en Comunicaciones Metodistas Unidas.

Contacte con él por correo electrónico o en el 615-312-3733.

¿Qué hicieron los discípulos que se convirtieron el día de Pentecostés?

Introducción – Los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo en el día de Pentecostés y fueron bendecidos con el don de lenguas al predicar el Evangelio. Pedro proclamó que Jesús es “Señor y Cristo” ( Hechos 2:36 ) e invitó al pueblo a arrepentirse, bautizarse y recibir el don del Espíritu Santo. Unas 3.000 personas se convirtieron y se bautizaron ese día y siguieron fieles en la Iglesia.

¿Qué diferencia hay entre pentecostales y evangélicos?

¿Quiénes son? ¿Por qué crecen? ¿En qué creen? Pentecostalismo y política en América Latina | Nueva Sociedad ¿Quiénes son los evangélicos? ¿Cómo hacen para que sus iglesias crezcan? ¿Cómo impacta su expansión en la vida política en América Latina? Estas preguntas se plantean desde mediados de 1980, cuando los evangélicos empezaron a hacerse visibles en las grandes urbes latinoamericanas, y se repiten con insistencia a propósito de casos como el de las últimas elecciones en Costa Rica o Brasil, que tuvieron a los evangélicos como protagonistas de primer orden.

Ni invasión imperial ni ética protestante como polinizadora de un nuevo capitalismo: los grupos evangélicos tienen una densa historia de implantación y despliegue político de la que es necesario dar cuenta, de manera panorámica, para entender tanto su presente como la sensibilidad movilizada que alimenta a formaciones políticas de derecha, o como las contingencias que en el pasado les permitieron un juego plural.

En lo que sigue, expondré de manera general las características de las denominaciones evangélicas y su desarrollo histórico en América Latina, poniendo un énfasis especial en los grupos pentecostales, que son actualmente la mayoría de los evangélicos, para referirme finalmente a su actuación en la vida política en distintos países de la región.

  1. En este punto, trataré de mostrar que su influencia es creciente, pero no se da de forma mecánica ni directa.
  2. Como conclusión, me permitiré una muy breve reflexión sobre la cuestión de las relaciones entre religión y política desde la perspectiva de las fuerzas progresistas.
  3. El campo evangélico en América Latina Lo que habitualmente llamamos «evangelismo» es un rótulo genérico para captar el resultado de un proceso en el que surgieron e interactúan distintos grupos religiosos herederos del cisma del siglo xvi : luteranos, metodistas, calvinistas, bautistas, menonitas, presbiterianos y pentecostales, entre las denominaciones más conocidas.

El protestantismo, que es el antecedente y el marco histórico del conjunto de las iglesias evangélicas, es un movimiento cristiano que, a diferencia del catolicismo, basa la autoridad religiosa de forma exclusiva en la Biblia como instancia superior a la «sagrada tradición» y se opone a la infalibilidad del papa (y por eso su religión es evangélica, en lugar de apostólica, como el catolicismo).

  1. Desde este punto de vista, ser evangélico no es una religión en el sentido de estar inscripto en una burocracia o un ritual, sino en tanto encuentro personal con Jesús, el Espíritu Santo y Dios Padre.
  2. De ese encuentro, todo creyente puede y debe dar testimonio, y es por eso que todo creyente es, al mismo tiempo, sacerdote.

Las corrientes evangélicas Las iglesias evangélicas no reivindican una autoridad humana suprema al modo de un papado, ni practican el culto a los santos o a la Virgen. Tampoco tienen una instancia centralizada de dirección que las congregue a todas, pero sí existen liderazgos que surgen cada tanto y resultan transversales a distintas ramas.

En cada país existen asociaciones de segundo grado que cumplen una función de representación corporativa limitada de las distintas variedades de los grupos evangélicos. Sin embargo, la mayor parte de las iglesias realiza sus actividades por fuera de esas asociaciones, y las que sí pertenecen a algunas están lejos de ser completamente controladas por ellas.

En ciertas circunstancias sociales y políticas, estas asociaciones se vuelven importantes como instancias unificadoras. También existen articulaciones más contingentes. Por ejemplo, frente al despliegue de las luchas por los derechos de género y diversidad sexual, emergió la conocida organización «Con mis hijos no te metas», transversal al espacio evangélico y católico.

  1. En América Latina se pueden reconocer al menos tres grandes tendencias evangélicas.
  2. En primer lugar, los protestantismos históricos, que llegaron a la región en el siglo xix y quedaron circunscriptos a las comunidades de migrantes, dada su poca vocación o eficacia evangelizadora, pero también debido a que la íntima vinculación entre las naciones de América Latina y el catolicismo se tradujo en una fuerte limitación normativa y cultural a la pluralización del campo religioso desde el punto de vista legal e institucional.

Los protestantismos históricos incluyen sobre todo a luteranos, metodistas y calvinistas, y debe resaltarse que, a pesar de su débil expansión demográfica, tuvieron inserciones culturales muchas veces privilegiadas y contribuyeron al caldo de cultivo de un liberalismo político que luego se transformó en fuerte compromiso social, y en apoyo a proyectos políticos de transformación y defensa de los derechos humanos en buena parte del continente.

  • En segundo lugar, están las tendencias evangelicales originadas en Estados Unidos, que llegaron a América Latina desde los inicios del siglo xx, con un fuerte sentido misional y proselitista apuntalado en el literalismo bíblico.
  • Eran, en consecuencia, profundamente conservadoras en su rechazo a la ciencia y a cualquier pretensión de pluralismo religioso.

Una parte de las iglesias bautistas, presbiterianas y de los Hermanos Libres forman parte de esta segunda camada de evangélicos. Estos grupos promovían una conciencia de santificación entendida como apartamiento del mundo, que también era un derivado del desarraigo social que caracterizaba a los misioneros que llegaban a los distintos países con una exclusiva aspiración: promover conversiones y comunidades de nuevos cristianos.

  1. Con el correr del tiempo y con el surgimiento de un cuadro pastoral local, algunas de estas corrientes evolucionaron hacia una especie de pensamiento social que pudo conectar con las preocupaciones más progresistas de los protestantes históricos.
  2. En otros casos, quizás la mayoría, estas corrientes transformaron sus posiciones sociales y políticas en otro sentido con la llegada, el crecimiento y la adaptación cultural de los distintos pentecostalismos latinoamericanos.

Los pentecostales conforman la tercera corriente de grupos evangélicos. Esta rama del protestantismo se identifica por una posición específica: la que sostiene la actualidad de los dones del Espíritu Santo. ¿Qué significa esto? Esta corriente reivindicó, desde su nacimiento a principios del siglo xx en el Avivamiento espiritual de la calle Azusa, en la Iglesia Metodista Episcopal Africana de California en 1906, hechos semejantes a los del Pentecostés narrados en el Nuevo Testamento.

  1. En esas circunstancias, que tuvieron réplicas en algunos países europeos y en Chile, los cristianos evangélicos tuvieron señales y manifestaciones del Espíritu Santo.
  2. Este último, lejos de ser una metáfora como solemos considerarlo desde una lógica secularizada, es una entidad con agencia en sus propios términos: se manifiesta en el cuerpo como una presencia y hace que las personas hablen en lenguas desconocidas, formulen profecías, sanen sus enfermedades, mejoren las relaciones intrafamiliares y tengan éxito personal en la vida cotidiana.

La reivindicación de la posibilidad de esa experiencia será la base tanto de la teología del pentecostalismo como de su autonomización como rama evangélica y de su influencia posterior en otras ramas evangélicas. También una parte del catolicismo, nucleada en el seno del Movimiento de Renovación Carismática Católica ( mrcc ), acogería esas nociones,

Cabe destacar también que el impulso pentecostal se nutre de una larga historia de corrientes protestantes que desafiaban las posiciones teológicas que, como las del propio Calvino, instauraron una separación absoluta entre los hombres y la divinidad; por eso es posible sostener que el pentecostalismo representa un polo que busca reencantar el mundo frente al impulso protestante clásico que, al decir de Max Weber, lo desencantaba.

Los pentecostalismos El crecimiento del pentecostalismo en América Latina es una variante específica de un movimiento que ha mostrado en los últimos 100 años una inédita capacidad de globalización. El pentecostalismo produce conversiones y masas de fieles en China, Corea del Sur, Singapur, Filipinas y varios países del continente africano.

En todos estos casos, como en América Latina, se verifica una constante: el movimiento posee una gran capacidad de vincular su mensaje a las espiritualidades locales, así como de alentar formas de organización, teología y liturgia flexibles, variadas y fácilmente apropiables con las que se disemina entre los más diversos segmentos de población de distintos contextos nacionales.

A principios del siglo xx, una de las vías de difusión del pentecostalismo fue la migración de creyentes que se desplazaban con su fe y las primeras misiones organizadas que, desde diversos países, especialmente eeuu, arribaron a casi todos los países del continente,

Luego, desde las décadas de 1940 y 1950, continuaron las misiones, pero el pentecostalismo también se desarrolló a partir de líderes locales que lo iban adaptando a la situación social y cultural endógena. De esta forma, un pentecostalismo autónomo, que privilegiaba la salvación terrenal y se basaba en la «cura divina», se superponía al pentecostalismo originario, que enfatizaba la santificación y el repudio del pecado.

El pentecostalismo en expansión dialogaba con las necesidades y creencias populares de una manera original, como ninguna denominación protestante lo hizo nunca, y de ahí su éxito diferencial. Hacia los años 50, los pentecostales ya conformaban un contingente importante en diversos países latinoamericanos.

Más allá del porcentaje de población que representaban, lo importante es que en esa época, en cada uno de los países de la región, estaban dispuestos los liderazgos y semilleros de líderes locales que conducirían el crecimiento de las décadas posteriores. Pero en esa misma etapa también se incrementó la presencia de misiones provenientes de eeuu por una transformación geopolítica decisiva para el rumbo de los pentecostales en América Latina: el triunfo de la Revolución China y el cierre a la evangelización de su inmensa población habilitaron un redireccionamiento de las vocaciones y las políticas evangelizadoras hacia una América Latina tradicionalmente católica.

Hacia fines de los años 60 y comienzos de los 70, y capitalizando todos estos antecedentes, comienza una tercera etapa en la que se generalizan dos caminos de crecimiento pentecostal: el del llamado «neopentecostalismo» y el de las iglesias autónomas.

En lo que algunos investigadores y agentes religiosos llaman neopentecostalismo, se exacerbaron rasgos del pentecostalismo clásico, al tiempo que se producían innovaciones teológicas, litúrgicas y organizacionales. Se pluralizaron y ganaron fuerza las expresiones relativas a la presencia del Espíritu Santo (se incrementó y sistematizó la apuesta por los milagros) y a la figura de los pastores como sujetos privilegiados capaces de viabilizar esa bendición.

En ese contexto, surgieron dos articulaciones teológicas claves: la «teología de la prosperidad» y la doctrina de la guerra espiritual. La «teología de la prosperidad», que polemizaba y antagonizaba con la teología de la liberación en un plano práctico, sostenía que si Dios puede curar y sanar el alma, no hay razón para pensar que no pueda otorgar prosperidad.

La bendición es completa y la contraparte de ella era un paso que afirmaba y profundizaba el de la oración: el diezmo. El horror de analistas moldeados por la cultura secular o de observadores cercanos al catolicismo, que santifica la pobreza frente a la «mezcla» entre lo espiritual y lo económico, impedía percibir que este aspecto de la oferta teológica pentecostal tiene muchos aires de familia con la dimensión sacrificial que en los pueblos campesinos lleva a ofrecer animales y cosechas a los dioses a cambio de prosperidad.

Solo que, como corresponde a la época del capitalismo, no puede materializarse de otra forma que no sea a través del equivalente general de todas las mercancías: el dinero. La doctrina de la guerra espiritual, por su parte, introduce una ampliación y una variación en la lógica del bautismo en el Espíritu Santo que está en los inicios del pentecostalismo.

  • Si el pentecostalismo originario sostiene que lo divino está en el mundo, la idea de guerra espiritual también incluye la presencia del mal.
  • De esta manera, el demonio deja de ser una metáfora para convertirse en una fuerza espiritual encarnada que amenaza la salud, la prosperidad y el bienestar, y esto da lugar a una concepción de la experiencia religiosa y de la liturgia en la que la expulsión de distintos demonios resulta central.

Esta es, además, una clave de la expansión pentecostal, ya que esa formulación le permite reconocer la eficacia de las entidades espirituales de otras religiones y, al mismo tiempo, denostarlas. Lo que otras religiones combaten como superchería, la guerra espiritual lo combate como agencias espirituales negativas, en consonancia con el marco interpretativo de los destinatarios de su discurso.

  1. Las iglesias neopentecostales comenzaron a hacer un marcado uso de todas las innovaciones comunicacionales disponibles y aplicaron también técnicas de «iglecrecimiento» ( church growth ) que habían sido exitosas en Corea del Sur.
  2. Todo este despliegue permitía, aconsejaba y posibilitaba el desarrollo de megaiglesias.

No obstante, el neopentecostalismo designa cada vez más una nueva fase del desarrollo del pentecostalismo y cada vez menos un tipo de iglesia. El neopentecostalismo prefiere las megaiglesias, pero no todas las megaiglesias son neopentecostales ni los rasgos neopentecostales se hacen presentes exclusivamente en las megaiglesias, que son a su vez una proporción ínfima del conjunto de las iglesias pentecostales y evangélicas.

En las últimas décadas se produjo una multiplicación de las pequeñas iglesias pentecostales. Este fenómeno ha sido menos observado pero no es menos importante: la mayor parte de los convertidos al pentecostalismo se terminan agrupando en pequeñas iglesias autónomas en sus barrios, tras un paso por iglesias más grandes o más institucionalizadas.

Muchos de los pastores barriales obtienen en esas grandes iglesias el know how para armar nuevos templos en sus áreas de residencia, a los que cada grupo de creyentes imprime el sello de la particularidad de su experiencia. En una dinámica que es parecida a la de la proliferación de bandas musicales, las pequeñas iglesias son la mayoría silenciosa en que decanta la sensibilidad pentecostal.

En esas pequeñas iglesias, cualquier observador podrá encontrar casi todo aquello que se asegura que es propio del neopentecostalismo. El crecimiento pentecostal se alimenta de las ventajas organizativas y discursivas de los evangélicos y de los déficits católicos, y se da principalmente en aquellos espacios en que el catolicismo, con su lenta logística, no alcanza a dar cuenta del proceso de metropolitanización que caracteriza a la región: en cada barriada nueva donde la Iglesia católica se plantear llegar, ya hay una o varias iglesias evangélicas.

Este proceso, además, se da desde el campo hacia la ciudad y desde la periferia hacia el centro. Es por esta razón que las observaciones periodísticas casi siempre confunden los efectos con las causas: las grandes iglesias pentecostales, que son las más visibles, no solo no congregan necesariamente a la mayoría de los fieles, sino que tampoco son las disparadoras del fenómeno, pero asumen ese papel ante observadores «metropolitanocéntricos».

El conjunto de las iglesias evangélicas y especialmente las pentecostales forjaron, además, distintos tipos de agrupamientos educativos, deportivos, servicios mutuales y, especialmente, instituciones de producción cultural masiva como editoriales, sellos musicales e instituciones de formación teológica que, al tiempo que facilitan la actividad proselitista, le dan densidad al mundo evangélico creando denominadores comunes transversales.

En toda la región podemos ver una tendencia bastante homogénea. Mientras que en los inicios del siglo xx la erudición y el rango social de los protestantes históricos, junto con su mayor presencia demográfica respecto de evangelicales y pentecostales, garantizaron su hegemonía en el mundo evangélico, hacia finales del siglo xx nos encontramos con que la supremacía demográfica y el prestigio de los métodos de evangelización de los pentecostales hicieron de estos últimos, a pesar de su pertenencia mayoritaria a un rango social inferior, el grupo prevalente en el mundo evangélico de cada uno de los países de América Latina.

En la segunda década del siglo xxi, ya el campo evangélico en su conjunto se había pentecostalizado por efecto de la presencia del pentecostalismo y del neopentecostalismo. Tampoco está de más remarcar que esto pudo suceder porque una parte de los grupos protestantes, los que hemos llamado evangelicales, entendieron que debían profundizar sus alianzas con los pentecostales, aprender de su capacidad de adaptación del mensaje evangélico y poner al servicio de esa expansión su solidez institucional global y sus profusos recursos.

Pero, al mismo tiempo, es preciso señalar que en ese mismo camino se han erosionado las fronteras entre grupos evangélicos para dar lugar a prácticas y creencias transversales a las distintas denominaciones y oleadas de implantación y desarrollo de iglesias evangélicas, lo que hizo emerger, en lugar de las viejas identidades protestantes, una identidad evangélica y aún más genéricamente «cristiana», que cada vez más tiende a ser el signo en que se reconocen los protestantismos en América Latina.

¿Cuántos son los evangélicos en América Latina? El gráfico y el cuadro de las próximas páginas permiten captar con bastante aproximación la situación cuantitativa de los evangélicos en América Latina como región en su conjunto y en los distintos países, En el gráfico, puede observarse la magnitud del cambio global en la región: entre 1910 y 2014, los católicos pasaron de 94% a 69% de la población y los evangélicos, de 1% a 19%.

En el cuadro se muestra cómo se ha producido esa transformación a lo largo del tiempo y en los distintos países, así como el ritmo acelerado que manifiesta desde 1970, a través de un indicador indirecto como el descenso de la población católica. Veamos ahora las razones de esa transformación en el campo religioso. La primera es que la noción de actualidad de los dones del Espíritu Santo se conecta muy fácilmente con nociones propias de la sensibilidad religiosa de la mayor parte de las poblaciones de sectores populares de América Latina.

Para estos sectores, es clave la categoría de milagro, a la que la noción de «actualidad de los dones del Espíritu Santo» le da traducción y potencia. El milagro, que en una mirada secularizada es algo extraordinario y posterior a todas las razones, es en esta perspectiva «popular» una posibilidad primaria y anterior a toda experiencia.

Esta sensibilidad encantada es mucho más interpelada por la perspectiva de la teología pentecostal y sus adaptaciones locales y contemporáneas que por cualquier teología católica, que hace enormes concesiones a la ciencia y a toda una jerarquía de dominios eclesiales que son necesarios para reconocer como milagro lo que en las iglesias pentecostales ocurre todo el tiempo.

  1. La segunda característica, derivada de la pertenencia del pentecostalismo a la matriz protestante, refiere a la universalidad del sacerdocio, que democratiza y facilita el surgimiento de líderes religiosos.
  2. La universalidad del sacerdocio permite a los pentecostales tener capilaridad logística y cultural para contener la expectativa de milagros de las poblaciones en que se insertan y desarrollan.

Cada pastor y cada nueva iglesia recrean la buena nueva adaptándola a la sensibilidad del territorio social y cultural con el que conviven y producen así sintonías que el catolicismo no logra: prédicas, organizaciones y productos culturales adaptados a los más diversos nichos sociales y culturales surgen así desde esos mismos nichos, generados por sujetos que aprovechan la ubicuidad y la gramaticalidad del pentecostalismo. Esta dinámica verdaderamente asombrosa implica que el pentecostalismo crece justamente por las mismas razones por las que otros grupos tal vez no lo hacen: la universalidad del sacerdocio, que recrea infinitas versiones del pentecostalismo, promueve un crecimiento por fraccionamiento y no por agregación en unidades cada vez mayores.

  1. Es así como religiones de fuerte intención proselitista pero de inquebrantable vocación centralizadora y portadoras de una teología que no guarda las mismas posibilidades de sintonía popular que el pentecostalismo, como los testigos de Jehová o los mormones, registran un crecimiento casi nulo.
  2. Los pentecostales, a su turno, muestran una capacidad de penetración territorial y cultural capaz de atraer múltiples fragmentos sociales en gran número de hibridaciones de pentecostalismo y diversas formas de cultura popular y masiva.

En contraste con esto, el catolicismo demora lustros y décadas en renovar cuadros que son cada vez más escasos dado el particular sistema de reclutamiento de líderes religiosos que posee y debido a que, por ese mismo tipo de reclutamiento, esos líderes viven casi al margen de las experiencias de los sujetos a los que pretenden guiar espiritualmente.

Esto, sin contar que las teologías católicas del Concilio Vaticano ii en adelante, poseedoras de un razonable afán modernizante, son, por este mismo empeño, productoras de una gran distancia cultural entre el catolicismo y su feligresía: no solo porque difieren de una sensibilidad popular encantada al poner el acento no en el milagro sino en el compromiso social, el rigor, el sacrificio, la penitencia, ¡el estudio!, sino también porque su concepción subraya la división entre ordenados y laicos justo allí donde el pentecostalismo recluta, de a montones y en los «peores lugares» de la sociedad, a sus líderes.

El salto abrupto que se da a partir de 1970 según el cuadro no debe entenderse de manera lineal en correlación exclusiva con la sincronía de lo que sucedía política y socialmente en América Latina en esa década, sino como el resultado de la acumulación de recursos institucionales y humanos que, como una inversión desarrollada desde 1950, tuvo su maduración en esa década.

La suposición de que los pentecostales crecen por sus machaconas campañas en horarios periféricos de los medios de difusión ignora un dato evidenciado por decenas de trabajos antropológicos y sociológicos realizados en los últimos 50 años: los pentecostales crecen por el boca a boca, por cercanía, por redes; los espacios televisivos solo legitiman la posición creyente y resuelven disputas de predominio entre iglesias.

Las conversiones y adhesiones se dan en la vida cotidiana cuando alguien tiene un problema y una persona cercana le recomienda ir a una iglesia, y luego suceden cosas que hacen que «todo funcione». El concepto de «iglesia electrónica» solo explica una parte pequeña de los casos de conversiones: a menudo, el de los ancianos aislados, dependientes de la televisión y angustiados en noches solitarias.

Para todos los demás (jóvenes, matrimonios en crisis, adultos y personas de mediana edad en medio de todo tipo de problemas), hay siempre una iglesia cerca y un amigo o vecino que recomienda acudir a ella. El pentecostalismo ha logrado penetrar en las más diversas camadas sociales y los más variados estilos de vida, pero es innegable que su éxito ha sido mayor en los sectores populares, en áreas de la sociedad en las que ofrece de forma privilegiada las armas para luchar contra el sufrimiento social y personal, como lo ha mostrado, entre otras obras, la de Cecilia Mariz en Brasil,

Una conclusión que se impone luego de revisar este punto es que, independientemente de las direcciones que toma la movilización de los pentecostales en el espacio público, su crecimiento, comprobadamente más fuerte en los sectores populares, tiene efectos en términos de poder social: el poder pasa de los sacerdotes a los pastores, de agentes externos a las comunidades y a liderazgos locales; de nociones universalizadas de cultura elaboradas por elites globales a nociones que, vehiculizadas por industrias culturales, recogen más vívidamente las experiencias cotidianas de millones de sujetos de las clases populares y las clases medias precarizadas de toda la región.

Pentecostales y política en América Latina ¿Qué consecuencias tienen en la vida política y en la esfera pública las transformaciones en el campo religioso? La tesis más general para captar la politización de los pentecostales y de buena parte de los evangélicos en América Latina es que han desarrollado formas de movilización política diversas y contingentes, que en los últimos lustros se han orientado a la intervención política y lo han hecho de mano de las tendencias conservadoras,

Pero en contraste con la afirmación impresionista de que se trata de una ola de fascismo evangélico, cuyo destino estaba asegurado desde que el primer pentecostal pisó un puerto latinoamericano, es preciso prestar atención a los momentos y los modos de esa politización y a su interacción con el contexto social más general, para discernir cuáles deben ser las tareas de las fuerzas progresistas frente a los diversos rumbos que adoptan los evangélicos.

Los protestantismos históricos impulsaron direcciones políticamente liberales y generaron una muy rica tradición de compromiso social, pero su reclusión en determinados nichos sociales, sumada a las derrotas históricas de los proyectos de la izquierda, contribuyeron a su pérdida de relevancia relativa.

Los evangelicales fueron más conservadores, pero llegaron a desplegar algunos compromisos sociales en tiempos ya lejanos. Finalmente, los pentecostales y, si se quiere, los neopentecostales, que son, en conjunto, desde hace varias décadas, los evangélicos más numerosos y más determinantes, también atravesaron varias etapas en sus modos de relación con lo público y la política.

  • A grandes rasgos, es posible esquematizar una serie de cuatro momentos que se presentan en los distintos países de América Latina.
  • El desarrollo inicial del pentecostalismo en América Latina incluía la denuncia de lo que llamaban «el mundo»; por lo tanto, la política que residía en él debía ser repudiada.

En esto pesaban también el origen extranjero de los pioneros, que no tenían capacidad de vincularse plenamente a tramas ni a disputas políticas locales; el anticomunismo de esos mismos pioneros, que igualaba a menudo «compromiso político» y desobediencia; la situación minoritaria y estigmatizada de una religiosidad que era vista como «disidente» y el hecho de que las primeras camadas de creyentes locales pertenecían a poblaciones social, económica o culturalmente marginadas.

Con el correr del tiempo y con la generación de un cuerpo de líderes endógenos vinculados a las sociedades locales, los pentecostales inician una segunda etapa: los primeros pasos en busca de la protección de sus derechos como minoría religiosa, que se dan, en general, a partir de los años 70. En ese contexto, la politización adquiría el cariz de una defensa limitada del pluralismo religioso, ya que los pentecostales buscaron, en general, su reconocimiento a la par del catolicismo, pero no pretendían que esto se extendiese a todos los grupos religiosos.

Posteriormente, el pentecostalismo presentó un atractivo tanto para los políticos establecidos como para los emergentes emprendedores evangélicos. Al número creciente de votantes evangélicos y la potencia de sus redes, se sumaba el hecho de que los creyentes, con su presencia «santa», podían dar legitimidad específica y adicional a proyectos políticos de los más variados signos que pretendían denunciar una política tomada por la corrupción.

  1. Ello habilitó tentativas que fueron desde iniciativas destinadas a poner en pie partidos confesionales –sin muchos resultados– hasta la postulación de evangélicos en partidos no confesionales.
  2. Nos referimos a situaciones tan diversas como la participación de los evangélicos en las campañas de Alberto Fujimori en su primera elección en Perú, Fernando Collor de Mello en Brasil a finales de los 80 o, en la estratégica Prefectura de Río de Janeiro, Benedita da Silva, quien aun con las prevenciones de su iglesia, ganó las elecciones reivindicando su carácter de «mujer, negra, favelada y pentecostal».

En esta etapa existieron compromisos políticos plurales y pragmáticos. Distintos grupos pentecostales y evangélicos ingresaron en la actividad política usando sus capitales de diferentes modos y construyendo distintos tipos de alianzas: en Argentina, los pentecostales que se movilizaron políticamente lo hicieron de forma relativamente cercana al peronismo, pero también integrándose a propuestas de centroderecha.

En Brasil, donde las denominaciones pentecostales más poderosas apoyaron a Collor de Melo y a Fernando Henrique Cardoso ante el «peligro comunista» del Partido de los Trabajadores ( pt ), pasaron luego a integrar el frente promovido por ese mismo pt en las cuatro elecciones que ganó –con Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff–, para luego dar su aval al proyecto de Marina Silva (evangélica y ambientalista que fue ministra del primer gobierno de Lula y luego encabezó una de sus primeras disidencias), y finalmente, corriendo detrás de sus votantes, terminar apoyando la candidatura de Jair Messias Bolsonaro en su raid final.

Puede decirse que este momento de mayor involucramiento político coincide con el de mayor expansión de la visión pentecostal entre todos los grupos evangélicos. En ese contexto, los evangélicos no solo comenzaron a participar en política electoral, sino que se transformaron en interlocutores en diálogos sobre políticas públicas: su agilidad y su capilaridad territorial los volvieron agentes claves para los procesos a través de los cuales los Estados tomaban en cuenta, mediante múltiples instrumentos públicos, a poblaciones excluidas o marginadas.

El despliegue de dinámicas de violencia y adicción introducidas por el narcotráfico constituyó un terreno donde los agentes de las más diversas instancias de la sociedad civil y política veían a los evangélicos como aliados. Estas formas de movilización política y social contenían algo que en un cuarto momento, de manera lógica, va a ser fundamental.

Los líderes de distintas iglesias y asociaciones evangelicales y pentecostales no tardaron en pregonar de forma cada vez más intensa y clara algo que está lejos de la fórmula canónica de la secularización (religión libre de Estado y Estado libre de religión): la jerarquización de los evangélicos en sociedades donde eran discriminados se ligaba a la jerarquización de sus concepciones en el espacio público.

En este momento, distintos aspectos de la experiencia evangélica no solo pueden ser atractivos para políticos que los inviten o para que los evangélicos intenten convertir el predicamento religioso en poder político, sino que se esboza un proyecto relativo a la conquista de la sociedad por entero para los valores cristianos.

No se trata de valores aleatorios: en el contexto histórico en que se da esta fuerte inversión política, los evangélicos pondrán el acento en la oposición al matrimonio igualitario y a la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, en ciertas limitaciones al pluralismo religioso que deberían ejercerse contra las «sectas» y las religiosidades afroamericanas e incluso, en algunos casos, en la procura de un proceso de regulación del campo religioso que afectaría a las expresiones autónomas del pentecostalismo.

  1. En el contexto de este desarrollo histórico, es posible señalar tres hechos que ayudan a ceñir la actualidad de los mecanismos que actúan en las relaciones entre los evangélicos y la política.
  2. No hay voto confesional,
  3. Es preciso desactivar una impresión que fácilmente se impone luego de verificar el crecimiento de los evangélicos en las últimas décadas: es imposible afirmar la existencia de un voto confesional en el caso de los evangélicos.

No solo se trata de que la identidad religiosa no genere automáticamente una identidad política. El hecho de que no haya instancias de unificación institucional y la propia dinámica de los grupos evangélicos, competitiva y sometida a múltiples posibilidades de fraccionamiento, hacen que algunos emprendimientos políticos que apelan a la identidad religiosa tengan efectos muy distantes del buscado (que los creyentes voten creyentes), ya que son vistos con desconfianza como tentativas de manipulación, control y capitalización indebida de esfuerzos de unas denominaciones pentecostales por otras.

  1. Además, en los distintos espacios nacionales, los evangélicos votan de manera análoga a la que votan los católicos o los ciudadanos que adhieren a otras religiones en sus respectivos estratos sociales.
  2. Los partidos evangélicos tuvieron porcentajes de votos mucho menores que el porcentaje de población evangélica en Perú (4% sobre 12%), en Chile (donde fracasaron tres partidos evangélicos en la elección de 2017), en Argentina en 1991 y en 2001 (donde la mayor parte de los evangélicos de los sectores populares vota al peronismo) o, por dar un ejemplo más, en Guatemala, donde los evangélicos conforman el 40% de la población y ya asumieron tres presidentes de esa religión, pero los partidos evangélicos que apelan a la movilización política de los creyentes no logran mayores éxitos (6% sobre 40%).

Sin embargo, tampoco debe ignorarse que distintos aspectos de la identidad evangélica o de su repertorio de acción simbólica fortalecieron, por ejemplo, la candidatura triunfante de Bolsonaro en Brasil. Pero incluso en ese caso, los evangélicos que se conciben como el rebaño de Dios no votan como un rebaño: en una campaña polarizada en la que los líderes de las denominaciones evangélicas más fuertes y de mayor extensión territorial impulsaron el voto a Bolsonaro por indicación de sus propias bases, las estadísticas posteriores a la elección mostraron que más de un tercio de los evangélicos votó contra las orientaciones «oficiales»,

¿El peso demográfico ayuda a la movilización evangélica? Algunos autores sostienen que las potencialidades de la movilización política evangélica tienen correlación con el peso demográfico de los pentecostales en los distintos países: en aquellos países donde los pentecostales, junto con el resto de los evangélicos, superan el 30% de la población, es más probable que sean capaces de promover una alternativa política basada en la identidad evangélica, mientras que en los países donde permanecen por debajo de 25%, tienden a participar dentro del proyecto de otros partidos políticos y a conformar una representación coordinada de los intereses comunes de todos los evangélicos en niveles parlamentarios y en amplias movilizaciones sociales,

La hipótesis no es del todo desatinada, pero tampoco es plenamente discriminante: debe considerarse que en los países de mayor porcentaje de evangélicos hay casos como el de Guatemala, donde la religión evangélica parece influir en la cultura política sin que haya voto confesional, pero que en casos como los de El Salvador o Nicaragua la influencia y la movilización evangélica no son notorias.

En Costa Rica y Brasil, por su parte, los porcentajes de población evangélica son relativamente menores que los de los países antes citados y, sin embargo, la fuerza política y electoral de los evangélicos lleva a que un partido de esta corriente (Restauración Nacional) sea el principal desafiante de los partidos tradicionales (Costa Rica), o a que aquellos sean parte del bloque electoral triunfante a través de partidos que no representan a todas las denominaciones evangélicas pero que cuentan con la movilización de algunas de las que cuentan con más reconocimiento, recursos económicos y despliegue territorial (Brasil).

La erosión de las identidades políticas tradicionales y la «agenda de género». La factibilidad de la formulación y el éxito de una alternativa política evangélica pueden contener algo del factor «peso demográfico», pero seguro dependen de la concurrencia de otras dos circunstancias.

Una de las situaciones que permiten la emergencia de fuerzas políticas que apelan a la identidad evangélica es la erosión de las alternativas políticas tradicionales, especialmente si este hecho se da en el marco de crisis políticas generadas por causas de corrupción. En esos casos, la estructura de atribuciones simbólicas que otorga a las religiones una especie de honestidad a priori funge como garantía o, al menos, como lavado de cara de fuerzas políticas que necesitan recursos extraordinarios de legitimación.

Como esto ocurre también en el contexto de transformaciones sociales que alteran principios tradicionales de identificación (la localidad, el trabajo, el catolicismo), lo evangélico contribuye a solidificar nuevos principios de agregación. Este podría ser tanto el caso de Brasil como el de Costa Rica o, más atrás en el tiempo, el de la identificación de Fujimori con los evangélicos a inicios de los años 90.

Hay otra circunstancia que contribuye de forma indudable y decisiva al surgimiento, crecimiento y fortalecimiento de los proyectos políticos evangélicos: el avance concreto y la diseminación de la agenda de derechos de género y diversidad de las últimas décadas en América Latina ha generado una reacción que ni analistas ni actores lograron prever y, mucho menos, contener.

En la medida en que estas transformaciones fueron avanzando, muchas veces más rápidamente de lo que nunca se hubiera imaginado en el Estado y en los partidos políticos, incluso en los de centro y los de izquierda, se incubaron, en otros espacios de la sociedad y a espaldas del sentimiento de progreso indefinido que asistía a los grupos reformadores, un murmullo y una contrariedad subterráneos capitalizados en gran medida por los evangélicos.

  1. En primer lugar, porque son los que estaban más cerca física e ideológicamente respecto de esa reacción.
  2. En segundo lugar, porque el catolicismo estaba impedido de hacerlo con coherencia y legitimidad, dada la combinación de su heterogeneidad interna con la ilegitimidad que asiste para intervenir en este tema a una jerarquía sumida en el oprobio por los casos de pedofilia.

Así, el despliegue de la agenda de derechos de género y diversidad generó una dinámica en la que los evangélicos pudieron ser catalizadores y representantes de una reacción que sumó potencia a sus proyectos políticos. Ese es el punto a partir del cual los evangélicos dejaron de ser pragmáticos y se orientaron sistemáticamente hacia la derecha.

La composición de la reacción catalizada por los evangélicos permite entender mejor en qué sentido están siendo un factor dinámico de las fuerzas de la derecha: más allá del aumento de la propensión evangélica a votar por la derecha o de la derechización de sus candidatos y propuestas, es cierto que, como no hay un voto confesional, los evangélicos no solo votan a la derecha cuando sus líderes lo promueven.

Ahí puede discernirse específicamente la operatividad evangélica en la derechización contemporánea: no solo representan la reacción contra la agenda de género y diversidad de sus propias bases denominacionales, sino que su propio crecimiento conforma el ambiente político-ideológico donde se gesta la densidad de las resistencias a esa agenda emancipadora.

El pentecostalismo influye de forma mucho más sólida a través de la transformación cultural que implica su crecimiento que del direccionamiento de los votos de los creyentes. No está de más decir que todo esto ocurre en un marco más amplio y complejo: el giro hacia la derecha o la permanencia de la derecha en distintos países latinoamericanos obedecen a muchas otras causas.

Algunas, como la percepción de un inestable clima de movilización y o de violencia, así como de corrupción, fortalecen la necesidad de una referencia cristiana que los evangélicos disputan y logran muchas veces encarnar mejor que nadie. Otras, como el estancamiento económico o la desigualdad, pueden ser interpretadas en lógica evangélica y así dinamizar cambios en el comportamiento político.

Reflexión final Los evangélicos constituyen desde hace más de 30 años una fuente inagotable de enigmas, pánicos y pontificaciones por parte de analistas, políticos y todo tipo de actores/espectadores de la política contemporánea. Por una parte, esto se debe a que el ánimo de las izquierdas y los progresismos latinoamericanos teje en su reacción dos hilos no siempre afines: al tradicional temor a la religión en tanto poder oscuro y alienante se suma, en la formación de una santa alianza de nuevo tipo, la presunción traficada por el catolicismo acerca del carácter «foráneo» que asiste a todos los protestantismos.

Todo esto ayudó a forjar una serie de reacciones que fueron desde la afirmación a priori de lo que significaba la expansión de estos movimientos, notable ya desde la mitad del siglo pasado, hasta el desprecio por cualquier aproximación cognitiva o política que no fuese militantemente contraria.

En general, con importantísimas y notables excepciones, se ha permanecido frente al fenómeno entre la condena y el desconocimiento condenatorio, de manera tal que hoy el despertar de ese sueño reactivo obliga a confrontarse con una realidad que es compleja, desafiante y ahora sí amenazante, aunque plena de contingencias que todavía deben explorarse y explotarse en esfuerzos de interpelación política que, como siempre y más que nunca, exigirán hacer de tripas corazón.

Pero, por otra parte, esto también se debe a un mecanicismo simétrico inverso. Si las izquierdas y el catolicismo veían en la expansión evangélica una invasión imperial, algunos analistas estadounidenses veían con optimismo la implantación de unas semillas que harían de América Latina, estereotipada como un Macondo generalizado, un espacio de racionalidad, individuación y acumulación virtuosa, como si los pentecostalismos, la fuerza demográficamente más importante de esa expansión, estuviesen constituidos por clones de los peregrinos del Mayflower y como si la América Latina del siglo xx constituyera lo que desde esa imaginación histórica se concibe como una tabula rasa,

En el fondo, el caso de la expansión evangélica es revelador de la precariedad de una certeza que debemos cuestionar: la secularización difícilmente funcione como la interposición de un muro capaz de anular más o menos perfectamente los intercambios entre el mundo de la religión y la política. Lo que sucede más bien es que la moderna capacidad de comprender la contingencia radical del mundo histórico social debe aplicarse al caso de las religiones para entender que la modernidad, lejos de significar el fin de las religiones, es un mecanismo que, al mismo tiempo que instituye separadamente el dominio de la religión, articula transformaciones, porosidades e intercambios que hacen que las religiones estén en constante cambio y siempre «retornando».

: ¿Quiénes son? ¿Por qué crecen? ¿En qué creen? Pentecostalismo y política en América Latina | Nueva Sociedad

¿Por qué los evangélicos no creen en la Virgen?

La Virgen María y la veneración de los Santos Dado que la Doctrina Mariana, en especial, no ha sido probada a través de documentos bíblicos, ésta es rechazada por la Iglesia Evangélica. El dogma mariano salva a María del pecado original y la hace ascender al Cielo.

¿Cuál es la diferencia entre la iglesia catolica y evangélica?

¿En qué creen los evangélicos? – El protestantismo es el antecedente y el marco histórico del conjunto de las iglesias evangélicas. Constituye un movimiento cristiano que, a diferencia del catolicismo, basa la autoridad religiosa de forma exclusiva en la biblia (y por eso su religión es evangélica en vez de apostólica cómo el catolicismo).

  1. A la idea de “solo por medio de la Sagrada Escritura” el protestantismo añade las ideas de “solo por la fe”, “solo por la gracia”, “solo a través de Cristo” y “solo para la gloria de Dios”.
  2. Desde el punto de vista evangélico, ser evangélico no es una “religión” en el sentido de una burocracia o un ritual, sino un encuentro personal con Jesús, con el Espíritu Santo y a través de él con Dios.

Las iglesias protestantes no reivindican una autoridad humana suprema al modo de un papado, no practican el culto a los santos ni a la Virgen María. No poseen una instancia centralizada de dirección, pero tienen liderazgos que surgen cada tanto y resultan transversales a distintas ramas.

  • También hay asociaciones de segundo grado que cumplen una función de representación corporativa limitada.
  • Pero la verdad es que la mayor parte de las iglesias que está por fuera de esas asociaciones y las que pertenecen a distintas asociaciones no tienen toda su existencia controlada por esas redes.
  • Pensar que toda religión tiene que tener algo así como un papado es el producto de la imaginación alucinada de ateos que tienen por modelo de la religión al catolicismo, que repudian como identidad pero con el que comparten más sentidos comunes de los que se atreverían a aceptar.

La vida social es algo más compleja y hay muchos modelos de religiosidad.

¿Cuál es la diferencia entre la Iglesia bautista y pentecostal?

EN LO DOCTRINAL HAY MUCHAS DIFERENCIAS DE CREDO, POR EJEMPLO EN CUANTO A LOS DONES ESPIRITUALES, LOS BAUTISTAS NO CREEN EN HABLAR EN LENGUAS, INTERPRETACION DE LENGUAS, SANIDAD, PROFECIAS, MILAGROS, ETC. COMO SI CREEN LA IGLESIA PENTECOSTAL. FORMA DE GOBIERNO, LOS MIEMBROS SON QUIENES TIENEN LA ULTIMA PALABRA.

¿Cómo se manifiesta el Espíritu Santo en el día de Pentecostés?

Un nuevo Pentecostés: Carismas – Universidad Católica de la Santísima Concepción En Pentecostés el Espíritu Santo se manifiesta a los apóstoles. Es el Espíritu que Jesús había prometido que enviaría del seno del Padre: “Y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre” (Jn 14,16).

  1. La promesa de Jesús “yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20) se cumple en su Espíritu.
  2. El Espíritu que se manifiesta en Pentecostés con dones extraordinarios es el mismo Espíritu que se ha revelado en toda la historia de la salvación: desde la creación hasta nuestros días.

El Espíritu se manifiesta en el Antiguo Testamento, pero es en Cristo cuando él se muestra en plenitud. El libro de los Hechos de los Apóstoles manifiesta el asombro de los que presenciaron el acontecimiento de Pentecostés: “La gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua.

Estupefactos y admirados”, De esta forma, el Espíritu se manifiesta como el cumplimiento de la profecía: “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Y yo sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu” (Jl 3,1-5).

Desde sus inicios, la Iglesia contempla en ella el cumplimiento de esta promesa. El Espíritu Santo es el don de Dios para la Iglesia (Hch 2,38). Así, el Espíritu está al servicio de la institución surgida de Cristo, es Él quien la anima, de la misma manera que el alma anima el cuerpo o el agua al manantial (Y.

Congar). El don del Espíritu es la entrega amorosa del Padre y del Hijo. Es hablar de la gracia, el amor, la comunión, donación y entrega que Pablo desea para a los Corintios (2 Co 13, 13) y que Dios entrega como don gratuito para nuestra salvación. El don del Espíritu Santo tiene, como todo regalo, a alguien que dona y un destinatario de esta donación.

El primero es la Trinidad, el segundo, es todo hombre. ¿Y qué es lo que se dona? La gracia, que es la presencia personal de la tercera persona de la Trinidad, que es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo, es decir, el Espíritu Santo. Desde los comienzos de la vida de la Iglesia, junto con el don, aparecen los dones y los carismas.

Los dones son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo (CEC 1830). Carisma, según la RAE, significa en sí un ” don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad”, Mientras que el don es una ayuda para la santificación personal, los carismas son gracias que uno recibe con vistas a la edificación de la Iglesia, para el bien de la comunidad y la construcción del Cuerpo Místico.

No están ligados al mérito personal: el Espíritu Santo los distribuye a quien quiere (1 Co 12, 11), para el provecho de la comunidad y no dependen necesariamente de las cualidades del sujeto. En algunos casos suelen ser pasajeros, pero algunos constituyen una cualidad más o menos estable del sujeto (apóstol, profeta, doctor, evangelista, exhortador, palabra de sabiduría, palabra de ciencia, discernimiento de espíritus, sanación, milagros, lenguas).

Muchos hombres los consideran como cosas extraordinarias. Incluso en los últimos siglos la infinidad de estructuras en la Iglesia impedían que se manifestaran en todo su esplendor. Al convocar el Concilio Vaticano II, Juan XXIII pedía oraciones para lo que él llamó “un nuevo Pentecostés” en la Iglesia.

Ha sido Vaticano II, el que abrió ese espacio para que se manifestara con fuerza el Espíritu a través de sus carismas. Los documentos del Concilio hablan de “los carismas” los cuales pertenecen a la naturaleza de la vida ordinaria de la Iglesia, no son cosas extraordinarias, ellos nunca han estado ausentes desde el día de Pentecostés en la Iglesia, ellos pertenecen a la Iglesia.

Los carismas de la vida religiosa, de la Hospitalidad, los relacionados al gobierno de la comunidad, para evangelizar, para anunciar la buena nueva de Jesús muerto y Resucitado, etc. Desde esta perspectiva, Pablo VI habla de “un perenne Pentecostés”, es decir, de todos los días. En la eclesiología católica, tenemos una visión de Pentecostés que puede y sucede cada día.

La proximidad de la fiesta Pentecostés es el contexto ideal para recordar y repetir constantemente que Pentecostés no es una gracia reservada a algunos, sino que ella es para toda la Iglesia. : Un nuevo Pentecostés: Carismas – Universidad Católica de la Santísima Concepción

¿Qué hicieron los discípulos cuando fueron llenos del Espíritu Santo?

Introducción – Los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo en el día de Pentecostés y fueron bendecidos con el don de lenguas al predicar el Evangelio. Pedro proclamó que Jesús es “Señor y Cristo” ( Hechos 2:36 ) e invitó al pueblo a arrepentirse, bautizarse y recibir el don del Espíritu Santo. Unas 3.000 personas se convirtieron y se bautizaron ese día y siguieron fieles en la Iglesia.