El enigma olmeca – Hasta la actualidad, los olmecas siguen siendo una civilización misteriosa; ciertamente, ni siquiera sabemos cómo se llamaron a sí mismos, puesto que la palabra olmeca es su nombre en náhuatl que significa “habitantes de la región de hule”.
Debido a la falta de evidencia arqueológica, sus orígenes étnicos, así como la localización y extensión de sus asentamientos siguen sin saberse. No obstante, los olmecas sí codificaron y dejaron registro de sus dioses y prácticas religiosas usando símbolos. El significado preciso de tal registro sigue generando debate, pero al menos la complejidad de dichos símbolos parece sugerir un tipo de organización religiosa relacionada con sus sacerdotes.
Las prácticas religiosas de los olmecas como el sacrificio, rituales en cuevas, peregrinaciones, ofrendas, juego de pelota, estructuras piramidales y una fascinación por los reflejos, fueron también elementos que retomaron las civilizaciones posteriores hasta la conquista española en el siglo XVI.
¿Cuáles son los principales centros ceremoniales de la cultura olmeca?
http://www.veracruz.gob.mx/wp-content/uploads/2022/09/ORIGEN-Y-DESARROLLO-DE-LOS-ESTADOS-OLMECAS.mp3 * No fue la única civilización del periodo preclásico en Mesoamérica, pero influyó en las demás por el sentido de pertenencia de su población * Destaca Secretario de Turismo importancia de sembrar en infancias y juventudes la oportunidad del conocimiento en la Cumbre Olmeca Coatzacoalcos, Ver., 24 de septiembre de 2022.- Llamados comúnmente centros ceremoniales, los asentamientos de San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes fueron verdaderas ciudades generadoras de producción y poder, por lo que alcanzaron rango de estados con gobiernos autónomos, afirmó Ana Luisa Izquierdo y de la Cueva, investigadora de la UNAM, en su conferencia Origen y desarrollo de los estados olmecas,
En el marco de la primera Cumbre Olmeca, El esplendor de Mesoamérica, este segundo día de actividades en Coatzacoalcos, la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México inició su ponencia aclarando algunos aspectos de la Cultura Madre: no fue un imperio, el nombre les fue impuesto y no hay indicios de la lengua que utilizaron; tampoco concentraron una unidad política sino tres, desarrolladas paralelamente y con un auge sucesivo.
La primera fue San Lorenzo Tenochtitlan, ubicada en el hoy municipio de Texistepec y que tuvo un milenio de historia desde el 1800 a.C., constituyéndose como urbe en el 1000 con sus calzadas, avenidas y servicios públicos, así como puertos de carga y descarga dado su establecimiento entre los ríos Tatagalpa, Calzadas y El Gato, para ser entonces la ciudad más grande de Mesoamérica, capital y sede de concentración sagrada.
Los más de 10 mil habitantes gozaron de suficiencia alimentaria, gracias a la capacidad del gobierno para dividir tareas y organizar tiempos de trabajo y descanso, intercambios comerciales que rebasaron los mil kilómetros a la redonda y la construcción de poblados de al menos cinco tipos en un área de 75 kilómetros; además de poseer una suntuosa producción artística.
Por otro lado, La Venta (Tabasco) figuró del 1100 al 400 y su casco urbano pudo tener unas 200 hectáreas, con un centro religioso muy rico en esculturas y llegando a los 10 mil habitantes pero más dispersos en unos 40 km y 100 sitios como Arroyo Pesquero y Arroyo Zonzo; con mayor variedad de artesanía y cerámica, y dando a los jerarcas un trato funerario especial.
La gran diferencia del lugar es su pirámide de 30 metros de altura y un recinto ceremonial rodeado de 124 columnas basálticas en forma prismática donde fueron halladas 16 figurillas de seres antropomorfos, seis hachas minúsculas y seis mini-estelas, pero también su forma de alimentación que aparte del pescado incluía perro mexicano y venado cola blanca.
Finalmente, Tres Zapotes (Santiago Tuxtla) destaca por el primer descubrimiento de una cabeza colosal en la expedición del arqueólogo Matthew Stirling, al tiempo de ser un espacio de transición política, cuando San Lorenzo ya registraba conflictos. Sus primeros registros datan de antes del 1000 y tuvo una desocupación causada por erupción volcánica en el preclásico, volviendo a ser poblada en el postclásico, con una vida activa de dos milenios.
La investigadora titular del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas, sin embargo, manifestó que el estilo escultural olmeca comenzó a gestarse entre el 1700 y 1500 en un lugar llamado El Manatí (Hidalgotitlán), con sitios aledaños como El Macayal, La Merced y El Paraíso, siendo pueblos que buscaron refugio en islas naturales o intervenidas.
Consideró que a la par de existir derechos y obligaciones en los estados olmecas, hubo las condiciones para que la población tuviera un sentido de pertenencia que influyó en otras civilizaciones del preclásico, ya que el término Cultura Madre fue propuesto en el seno de la Sociedad Mexicana de Antropología en 1942.
¿Cómo se llama el centro ceremonial de los olmecas?
La teledetección de una gran región de México ha revelado cientos de antiguos centros ceremoniales mesoamericanos, incluido uno de gran extensión en un sitio importante para la antigua cultura olmeca, conocida por sus colosales cabezas de piedra. El método de detección remota conocido como LIDAR, por sus siglas en inglés, identificó 478 centros ceremoniales en áreas que fueron el hogar de las antiguas culturas olmeca y maya que datan de aproximadamente 1100-400 antes de Cristo (a.C.), dijeron investigadores el lunes.
El estudio fue el más grande de este tipo que involucró a la antigua Mesoamérica -una región cultural que comprende la mitad meridional de México y Centroamérica -, cubriendo todo el estado Tabasco, el sur de Veracruz y partes de Chiapas, Campeche y Oaxaca. LIDAR es un dispositivo que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz de láser pulsado.
La tecnología entra en la vegetación y señala estructuras que de otro modo no se verían. Un gran centro ceremonial fue ubicado en el sitio olmeca temprano llamado San Lorenzo, que se encuentra en Veracruz, en las tierras bajas cerca del Golfo de México, y que estuvo en su apogeo aproximadamente entre 1400 y 1000 a.C.
Los olmecas representaron la civilización mesoamericana importante más antigua conocida y se cree que influyeron en culturas posteriores, incluida la maya. El arqueólogo de la Universidad de Arizona, Takeshi Inomata, quien dirigió el estudio publicado en Nature Human Behavior, dijo que el LIDAR detectó un gran espacio ceremonial rectangular de tierra, hasta ahora desconocido, en San Lorenzo.
Mide alrededor de 1,000 metros por 275 metros, con 20 plataformas alrededor del borde ligeramente elevadas por encima de él. Su propósito sigue sin estar claro, pero pudo haber sido una plaza donde un gran número de personas se reunieran para algún tipo de ceremonias, mientras que las plataformas que rodean la plaza pudieron haber tenido residencias, aseguró Inomata.
- Las cabezas olmecas, cada una formada con una sola roca de basalto, se encuentran entre las obras de arte más evocadoras de la antigua Mesoamérica.
- Los rasgos faciales naturalistas están tallados de tal manera que los expertos sospechan que son representaciones reales de los antiguos gobernantes olmecas.
Se han descubierto 10 cabezas en San Lorenzo, Inomata sostuvo que puede haber más de ellas sin descubrir en sitios relacionados. Muchos de los cientos de complejos para hacer rituales identificados en el estudio comparten diseños comunes como el de San Lorenzo.
Varios de estos parecen haber sido construidos con orientaciones alineadas con la dirección del amanecer en fechas ceremoniales clave específicas. “Estos centros fueron probablemente las primeras expresiones materiales de los conceptos básicos de los calendarios mesoamericanos”, dijo Inomata, y detalló que dichos calendarios se basaban en una unidad de 20 días, coincidiendo con el número de plataformas alrededor del centro ceremonial de San Lorenzo.
Otro complejo incluso más grande, descrito por Inomata y sus colegas el año pasado, fue encontrado en el yacimiento arqueológico maya Aguada Fénix, en Tabasco, cerca de la frontera con Guatemala. Este y otros hallazgos en el estudio, que datan después del de San Lorenzo, sugieren que los olmecas y otros pueblos de la región intercambiaron ideas.
- LIDAR ha demostrado ser cada vez más útil para los arqueólogos.
- La ventaja de LIDAR es que proporciona una vista tridimensional del paisaje y las modificaciones hechas por los humanos, antiguos y modernos, en forma de infraestructura de construcción, transporte, agricultura y control del agua”, opinó el ingeniero de LIDAR, Juan Carlos Fernández-Díaz.
“LIDAR también nos permite “ver” el paisaje y la infraestructura que en muchas partes del mundo está escondida bajo la cubierta forestal”, agregó Fernández-Díaz, coautor del estudio del Centro Nacional de Cartografía Láser Aerotransportada de la Universidad de Houston.
¿Qué hacían los olmecas en su vida cotidiana?
Economía olmeca – La Venta fue un centro utilizado para fines ceremoniales. Las principales actividades económicas de la civilización olmeca fueron la agricultura, la caza, la pesca y el comercio, La producción agrícola se centraba en el maíz, los frijoles y otras hortalizas, como la mandioca.
Esta producción se realizaba alrededor de las pequeñas aldeas donde vivía la mayoría de la población olmeca. Además, construyeron grandes centros urbanos (como San Lorenzo y La Venta) que utilizaron con fines ceremoniales y en los que la élite desarrollaba sus actividades. Las construcciones y los monumentos olmecas demuestran el avanzado nivel de complejidad y sofisticación de su civilización.
Según evidencias arqueológicas, se han encontrado artefactos olmecas (hechos con roca volcánica y con piedras semipreciosas, como el jade y la obsidiana), en toda la región mesoamericana, lo que indicaría la existencia de una amplia red comercial,
¿Qué significan los Tres Zapotes?
Vestigios de la cultura madre – Tres Zapotes es un sitio arqueológico en Mesoamérica, situado en las tierras bajas del golfo de México en el llano del río Papaloapan. Tres Zapotes se refiere a la tercer capital principal de los Olmecas. Su ocupación fue aproximadamente al mismo tiempo que en la Venta, pero tuvo incluso población después de los Olmecas.El sitio está situado cerca del cerro de la Estrella en las montañas de Tuxtla, donde están sitios como La Venta, San Lorenzo y Laguna de los Cerros.
- Todos estos sitios tienen orientaciones similares y diseño similar.
- La primera cabeza del estilo Olmeca fue descubierta por José Melgar en Tres Zapotes en 1862.
- Hasta la fecha, se han encontrado dos, etiquetados como “monumento A” y el “monumento Q”.
- Más pequeñas que las cabezas colosales en San Lorenzo, miden menos de 1.5 metros de alto.
Estas dos esculturas se fechan a partir de los períodos formativos temprano y medio, pero la ocupación en este sitio durante este tiempo es confusa.En los últimos períodos formativos, los arqueólogos creen que el sitio consistió en cuatro porciones de grandes montones que medían 18 metros de alto.
- Rodearon las plazas tres de ellas, en un área con un tamaño de cerca de 2 kilómetros cuadrados.
- El cuarto grupo está a 2 kilómetros de noroeste del sistema principal de montones.
- La mayor parte de la escultura proveniente de Tres Zapotes data de los últimos períodos formativos.
- Las semejanzas de estos estilos escultural implica la comunicación y la continuidad dentro de la civilización Olmeca.
Por ejemplo, el monumento 2 de Izapa y la estela D de Tres Zapotes estaban geográficamente orientadas a 500 kilómetros y comparten semejanzas artísticas. La semejanza más evidente es que las dos escenas se desarrollan dentro de la boca de un jaguar. La semejanza en arte conduce a los arqueólogos a creer que los dos grupos vivieron a través de un istmo compartido en la tradición lingüística Olmeca y habló los idiomas de Mixe-Zoquean.
- También, se cree que los glifos de Mixe-Zoquean condujeron posiblemente a la escritura maya.
- Estela C de Tres ZapotesEn 1939, el arqueólogo Matthew Stirling descubrió en Tres Zapotes la mitad inferior de estela C.
- Está estela fue tallado del basalto, por un lado contiene una pintura de un ser-jaguar abstracto.
En el otro lado esta la fecha en numeración maya más remota hasta ese momento descubierto. Esta fecha, 7.16.6.16,18, que se correlaciona en nuestro calendario actual al 3 de septiembre del 32 a.C., aunque existió una cierta controversia sobre el digito que faltaba, el primer dígito, que Stirling había asumido era “7”.
Su presunción fue validada en 1969 cuando la mitad superior fue encontrada.Museo de Tres Zapotes: Un enorme jaguar da la bienvenida al Museo de Sitio de Tres Zapotes, municipio de Santiago Tuxtla, Veracruz, lugar donde se localizó la primer cabeza colosal y la Estela C; la cual contiene la fecha calendárica considerada, hasta ahora, la más antigua de Mesoamérica y que corresponde al 32 a.C.
El acervo está constituido por piezas como: la cabeza colosal de Hueyapan o Monumento A, la Estela C, una lápida de basalto, encontrada a tres kilómetros al noreste del pueblo. Labrada por ambas caras, en una se puede ver la fecha más antigua en sistema calendario llamada cuenta larga, y en la otra un rostro humano-felino con un ornamentado tocado.
Otras piezas destacadas son; la Estela D, que representa una escena integrada por cuatro personajes que emergen de las fauces abiertas de un jaguar; un petroglifo que representa del lado izquierdo un sapo y del derecho un cráneo descarnado; la Estela A, una de las más grandes conocidas hasta la fecha que fue esculpida en una piedra diferente al resto de los monumentos, en un conglomerado de origen volcánico conocido como brecha.
En ella se puede observar una escena en la que participan tres individuos.Además, se exponen tres entierros humanos, que fueron descubiertos en los años 90 por el arqueólogo Christopher Poll, de la Universidad de Kentucky, de los cuales dos fueron de niños y el otro de adulto.La exposición la complementan algunas cerámicas del clásico, figurillas de arcilla fechadas en el preclásico superior (400 a.C.
Al 100 d. C), así como collares de piedra verde, hachas de jadeita, metate con olla y granos de maíz, entre otros vestigios. El Museo, también presenta una maqueta a escala del sitio Tres Zapotes, considerado como el único sitio arqueológico de la costa sur del Golfo que posee el registro más largo y continuo de ocupación en la región.
Estudios recientes demuestran que Tres Zapotes inició su ocupación desde por lo menos en 1200 a.C.; alcanzó su apogeo entre los años 400 a.C. y el 300 d.C, sin embargo este lugar permaneció ocupado hasta el 1200 d.C. en lo que se conoce como época clásica, incluso llegó a tener habitantes hasta el postclásico.
Formado por tres grupos mayores de montículos de tierra, distribuidos sobre un área de aproximadamente dos kilómetros, la zona arqueológica adquiere su relevancia en 1862, cuando el arqueólogo José Melgar descubrió, en las tierras de la Hacienda de Hueyapan de Mimendi, la primer cabeza colosal Olmeca con lo que se inició la investigación y estudio sobre el arte monumental de la también llamada cultura madre.
La mayor parte del asentamiento se concentra en la orilla oeste del arroyo Hueyepan, sobre el llano y una terraza de depósitos sedimentarios y volcánicos. El sistema constructivo fue a base de tierra, barro compactado y bloques de arenisca volcánica que fueron utilizados como pisos y muros de retención.
- El Grupo uno está conformado por seis montículos alrededor de una plaza.
- El Grupo dos se localiza en la parte sureste del sitio sobre el llano, se le conoce como Grupo Arroyo.
- Su montículo principal, “Loma Camila”, tiene una altura de 12 metros.
- En el lado norte de la plaza está la “Loma larga” con 7 metros de altura y 130 metros de largo, en este sitio se localizó la Estela A, la mayor de las estelas Olmecas.
Mientras que el Grupo tres se encuentra en la parte norte del sitio, conformado por plataformas más pequeñas, que probablemente fueron utilizadas como conjuntos habitacionales de artesanos, campesinos, sacerdotes y dirigentes, aquí se descubrió, en 1939, la famosa Estela C.
¿Qué tipo de sacrificios hacían?
Los dioses quieren –
Algunos textos en náhuatl de los colaboradores nahuas de fray Bernardino de Sahagún describen que algunos debían ser arrastrados para subir a donde serían sacrificados, otros se desmayaban y algunos más lloraban de tristeza. Sin embargo, en celebraciones donde debían representar a un dios importante como Tezcatlipoca, algunos guerreros a quienes se les ofrecía la libertad, la rechazaban por el honor que implicaba la celebración.
Uno de los elementos clave para entender la práctica del sacrificio humano es que la sangre no solo sirve para alimentar a los dioses, sino para fortalecerlos y regenerarlos. En la cultura mexica, hay dos categorías de sacrificados: los cautivos de guerra y los que procedían de la misma comunidad.
Por esa razón, las distintas víctimas eran elegidas según la deidad celebrada, de allí que no solo los ritos, sino el tipo de sacrificio fueran tan variados. El sacrificio humano más común consistía en extraer el corazón de una víctima que podía ser un niño, un joven, un adulto o un anciano (hombres o mujer); no solamente había varias técnicas para extraer el corazón sino que otros sacrificados eran flechados, quemados o encerrados en cuevas, prácticas que obedecían a motivos simbólicos y míticos vinculados a las deidades celebradas.
Un ejemplo es el sacrificio dedicado a Chicomecóatl, diosa mexica de la vegetación, que consistía en decapitar a una mujer joven que representaba a la diosa. La ceremonia establecía una comparación entre la cabeza decapitada y la mazorca cortada del maíz.
La guerra era el motor de la práctica sacrificial, más allá de la conquista, se buscaba proporcionar cautivos para el sacrificio. En el campo de batalla no se trataba tanto de matar al enemigo sino de capturarlo vivo.
Otros sacrificios se hacían para representar y reactualizar acontecimientos míticos importantes como el origen de la Guerra Sagrada, donde unos cautivos de guerra, que representaban a los Mimixcoatl o “Serpientes de nube”, eran sacrificados por extracción del corazón para alimentar al Sol y a la Tierra.
¿Cuál es la artesanía de los olmecas?
arte olmeca se refiere a las manifestaciones artísticas que se conservan de la cultura olmeca que se desarrolló durante el Preclásico Medio de Mesoamérica (floreció entre 1200 a.C. y 500 a.C.) y es considerada la primera de las grandes civilizaciones de esa región.
Aunque los olmecas ocuparon en especial la zona norte del istmo de Tehuantepec —los principales sitios arqueológicos están en San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes, así como en Villahermosa y Tabasco — su influencia se extendió a muchas regiones mesoamericanas y muchos aspectos culturales comunes de esas culturas se iniciaron con ellos, como el culto a las montañas y a los lugares elevados (como la pirámide cónica de La Venta), el culto a la Serpiente Emplumada y al dios jaguar, el juego de pelota o el simbolismo religioso del jade,
La cultura olmeca, que inventó la escritura —usando pictogramas e ideogramas —, y el calendario, fue identificada en un principio como un estilo artístico y ese sigue siendo su sello distintivo. Fue una referencia y un legado para todas las culturas posteriores de América Central — toltecas, zapotecas y hasta los aztecas — siendo ejemplo la escritura maya, que tiene sus raíces en el primer sistema glífico desarrollado por los olmecas.
Su arte se manifiesta a través de un gran dominio técnico de la escultura y de la talla, para muchos no superado por ninguna otra civilización precolombina, La mayor parte del arte olmeca es naturalista, pero también se utiliza una rica iconografía que refleja un significado religioso, con criaturas antropomórficas fantásticas, a menudo altamente estilizadas.
Se puede distinguir un arte monumental o colosal —hecho en arcilla, piedra (principalmente basalto y andesita ) y madera — y un arte menor o mobiliario —a base de jade-jadeíta y otras piedras verdes ( serpentina ) y de obsidiana —, junto con algunas pinturas rupestres,
- Cabezas colosales de piedra (hasta 3 m de altura y 10 t de peso ), ejemplo de escultura monumental tallada en basalto procedente de lejanas canteras, que son las obras más representativas del arte olmeca, de las que se han encontrado 17 ejemplares en diversos sitios del área nuclear olmeca, Se caracterizan por su apariencia negroide, de ojos abotargados, labios carnosos y nariz ancha, con un casco encajado, que se cree pueden representar a dioses, a guerreros o a jefes —cabezas de linaje de familia o antepasados— e incluso a jugadores de pelota. (La apariencia negroide ha llevado a conjeturar que eran evidencias de algunos contactos interoceánicos en tiempos antiguos).
- «Altares» rectangulares (probablemente tronos según Ann Cypher) como el famoso altar 4 de La Venta, con una cavidad en su parte frontal que representa una puerta al inframundo, de donde sale un personaje mitológico que sostiene una cuerda que rodea todo el altar a modo de cenefa.
- Esculturas en bulto redondo, independientes, como «Los gemelos» de El Azuzul, el monumento San Martín Pajapan 1 o el Señor de Las Limas, una obra en serpentina de un joven en posición sedente que sostiene en sus brazos a un niño-jaguar, motivo frecuente en el arte olmeca.
- Estelas, introducidas más tarde que las cabezas colosales, los altares o las esculturas independientes. En sus inicios eran una simple representación de figuras —como el monumento 19 o la estela 1 de La Venta—, pero más adelante llegaron a representar eventos históricos, en particular actos que legitimarian a los gobernantes. Esa tendencia culminaría en monumentos post-olmecas como la estela 1 de La Mojarra, que combina imágenes de gobernantes con glifos y fechas del calendario de cuenta larga,
Otro tipo de artefactos mucho más pequeños son las tallas de piedra dura en jade de una cara en forma de máscara, El jade era un material particularmente precioso y sería utilizado como una señal de rango por las clases dominantes. Ya en 1500 a.C., los primeros escultores olmecas dominaban la forma humana, como atestiguan las esculturas de madera descubiertas en los zonas pantanosas de El Manatí.
Los curadores y estudiosos se refieren a las máscaras faciales de «estilo olmeca» —cabezas humanas lo bastante grandes en comparación con el cuerpo del personaje, una combinación de ojos hundidos, fosas nasales chatas y boca amplia en arco ligeramente asimétrica, con el labio superior grueso (el labio olmeca, que se ha relacionado con la forma de la boca del jaguar) y un mentón pequeño, con a veces con una hendidura en la cabeza — pero, hasta la fecha, no se ha recuperado ningún ejemplo en un contexto olmeca controlado arqueológicamente.
Han sido recuperadas en sitios de otras culturas, incluido una depositada deliberadamente en el recinto ceremonial de Tenochtitlan (Ciudad de México). La máscara presumiblemente tendría unos 2000 años cuando los aztecas la habrían enterrado, lo que sugiere que tales máscaras fueron valoradas y coleccionadas como lo fueron las antigüedades romanas en Europa.
Como las artes olmecas estaban fuertemente ligadas a su religión, que destacaba a los jaguares —creían que en el pasado lejano se habría formado una raza de «hombres-jaguar» entre la unión de un jaguar y una mujer — el «estilo olmeca» también combina características faciales de humanos y jaguares.
Destacan también una serie de figurillas de arcilla y piedra, conocidas como miniaturas olmecas, que se encuentran abundantemente en yacimientos arqueológicos a lo largo del periodo formativo, y entre ellas, los llamados rostros de bebé, pequeñas esculturas de cerámica de color blanco, con cara de niño, cabeza grande, ojos almendrados, labios gruesos, ataviadas con un casco, y el cuerpo en forma de pera.
También pueden citarse las hachas Kunz (también conocidas como «hachas votivas»), figuras que representarían a los «hombres-jaguar» y que aparentemente fueron utilizadas para rituales. En la mayoría de los casos, la cabeza es la mitad del volumen total de la figura. Todas las hachas Kunz tienen la nariz plana y una boca abierta.
El nombre «Kunz» proviene de George Frederick Kunz, un mineralogista estadounidense, que describió una figura en 1890. Otros jades característicos son las llamadas «cucharas olmecas». Las muestras artísticas son muy complejas y aun hay muchos objetos que se están investigando.